Hace unos meses que me he mudado a la capital española. Está bien: no llueve tanto, los jóvenes pueden ir a la moda con los tobillos al aire sin coger una pulmonía por las bajas temperaturas y es muy raro que no encuentre billete para desplazarme en transporte público, pues aquí tienes conexiones territoriales con rutas sin suprimir de autobús o tren.
Soy topógrafa y no, no me imagines en obra civil y no, tampoco con el teodolito a cuestas. No obstante, mi trabajo sí está ligado a mi titulación y enfocado siempre a las zonas rurales y con su gente, pues trabajo en proyectos de gestión territorial.
Todas las semanas visito una región peninsular diferente. Para mis amig@s soy como una marinera, cada día en un puerto, pero en tierra. Me siento privilegiada en el sentido de que tengo la gran suerte de aprender todos los días algo nuevo, cultural y territorialmente hablando, pero me asombra cada día más, que exista tanto desconocimiento y solo una receta oficial para “curar” los males de las áreas rurales, más aún cuando por ejemplo, Galicia y la meseta trabajan con bases tan diferentes (propiedad, cultura, tradiciones, historia etc).
La realidad territorial gallega es compleja: tenemos minifundio (que se está intentando dejar atrás “a favor del progreso y el porvenir de las explotaciones”), diversidad de figuras de propiedad (privada, montes comunales, de varas, propiedad pública…), miles de propietarios, diversidad de cultivos y como no, abandono, muuucho abandono.
En la meseta…en la meseta tienen lo suyo: no tienen minifundios (<<vade retro satanás>> que diría algún/a que otr@ paisan@), las figuras territoriales ya no son tan diversas (la tierra o es mía, del vecin@ o es pública), tienen mares agrícolas (el de plástico sin duda mi preferido), pero sí coincidimos en el abandono, muuucho abandono.
Cuando viajaba con mis padres de pequeña por España, no me fijaba tanto: por un lado por haberme criado entre dos zonas (gallega y castellana) y haber normalizado esas diferencias y por otro, porque en los viajes ¡lo importante era llegar a la playa! o a la ciudad destino de visita.
Sin embargo ahora siempre me llama la atención, quizás por esa cultura “marquil” tan peculiar que tenemos los gallegos de las lindes y la gestión que hacemos de las parcelas, que solo puedo distinguir en las tierras de Don Quijote el cambio de titularidad a primera vista como mucho, por la diferencia de cultivos. Certifico la cultura “marquil” porque cuando se lo he explicado a mis amig@s la primera pregunta que ha salido es “¿e cómo moven o marco?” y la segunda “¿e os árboles para dar sobra con tanta calor dónde están?”.
Pero ojo, que como he mencionado antes, tenemos cosas iguales. El caos de propiedad reina tanto en un lado como en otro y el abandono de las zonas rurales y su lucha por la supervivencia es constante: menos fijación de población y más éxodo joven poblacional, cada vez más propiedades sin actualizar y con documentación topográfica obsoleta (¿Catastro, Registro, realidad?, ¿plano georreferenciado?, ¿GML?), menos relevo generacional sobre todo en el área de la agricultura, más sobreexplotación de recursos, más desconocimiento del medio al dejar de transmitir una herencia natural y secular, menos soberanía alimentaria, más pérdida de cultura, social, territorial (ejemplo la toponimia), económica, etc.
El medio rural y su entramado territorial es la base para el desarrollo de actividades gracias a las cuales obtenemos por ejemplo materias primas y alimentos, gracias a los cuales vivimos. Detrás de ello, igual que está un/a agricultor@, un/a ganader@ o un/a miner@, siempre debería estar un/una ingenier@ topógraf@ para guiar al usuario y que tenga su finca definida y por lo tanto, la base de su economía saneada, con una documentación cien por cien fiable, certera, legal y constantemente actualizada, pues el ingenier@ topógraf@ es para el territorio un pilar fundamental.
En las dos zonas preguntan y aconsejan:
“el minifundio no es bueno, no es viable para sacar dinero y para una explotación”, “quita el hueco del árbol que ahí puedes plantar tu cultivo y sacar rendimiento económico”, “¿cómo es eso de que los montes pueden ser comunales?”
Estela P.
Graduada en Ingeniería Geomática y Topografía // Máster en Gestión sostenible de la Tierra y el Territorio